sexta-feira, 25 de fevereiro de 2011

BUKOWSKY


          El interior de Bukowsky está repleto de alcohol y de dolor y destila talento porque la única forma de curar su soledad es escribir, anhelando que alguien comprenda la sucia desolación que embarga su alma, punzante y atroz como si tuviera una rata en el estómago.
            La angustia es afilada como un estilete, impregnada de un olor nauseabundo como la resaca que le acompaña en un nuevo día de tristeza.
            Bukowsky mantiene la esencia humana viva pero paga el precio con dolor, y con palabras, con frases directas, sin maquillar, como un hachazo violento.
            No hay nada tan triste como sus escritos y sus palabras simples y malsonantes empapan, atormentan, atenazan y aprisionan a la deplorable condición humana.

            ¿Habrá alguna historia más triste que la de Cass la chica más bonita de la ciudad?
             Las cicatrices de su cara no están marcadas a fuego como las de su pútrido interior, ni su poesía es simple como aparentan sus palabras brutales.
            La vida de Chinasky alter ego de Bukowsky es una secuencia interminable de borracheras y de tristeza,  un camino embarrado que no lleva a ninguna parte, una locura insana que se acerca peligrosamente al abismo, una carrera de caballos en el  hipódromo de Los Ángeles en el que el premio de la apuesta es una muerte agónica en soledad.
            La senda del perdedor es el inicio del camino que se dirige a la ciudad real/imaginaria en cuyo centro vivirá el viejo decadente mientras a  su paso todo se deteriora.
En este mundo el héroe es un cartero anónimo, alcohólico y solitario que vive aislado y a la vez en el medio del torbellino de la ciudad de la luz aunque para él solo sea la ciudad de las tinieblas, mientras pasa por su vista cientos de personas anodinas que se arrastran en la desesperación convertida ya en rutina.



 La mirada de Bukowsky  es la antitesis del tan famoso sueño americano, y esta mirada se clava en las historias de aquellos que sufren, de los alcohólicos, de las mujeres que tienen que soportar a hombres desquiciados, de hombres desquiciados que no tienen quién los soporte.
La mirada de Bukowsky es una balada brutal que estremece los cimientos de la sociedad, dando voz a los perdedores y a su angustia.
Lo más terrible de las obras de Bukowsky, es la idea de que no hay ninguna posibilidad de esperanza, ni incluso en los jóvenes ojos azules escandinavos que recorren el mundo para conocer a la leyenda, y el contraste del cuerpo decrépito y gordo al lado de la piel blanca y joven solo hace realzar que la vida es miseria mientras esperamos a la muerte.
            El animal está suelto paseándose por sus dominios…








                                                                                              ASTRUD

1 comentário:

  1. Quando a realidade que nos rodeia se afigura crua, desprovida de conforto, carinho e contenção, resta tentar modificar a mesma por todos os meios que conhecemos, lutar pela procura do que não possuímos ou que está fora do nosso alcance, tentar obter o que desejamos desesperadamente e diminuir o sofrimento atroz, contínuo, a que a dura realidade nos votou ao longo do nosso crescimento.
    Alguém, mais disponível, apesar de na sua origem ter conhecido o calor de um lar devidamente equilibrado, afronta-se inevitavelmente com realidades diversas que conduzem, sempre, à evidência de uma desesperada procura de sobrevivência. E quão dura é a realidade nos bairros mais pobres e degradados dos meios urbanos mais ricos, muitas vezes fora do alcance da nossa imaginação…
    Quando tudo o mais nos escapa, nos parece inatingível, ou de alcançar ou de solucionar, de prover, muitas vezes resta procurar o conforto, diminuir a solidão no fundo de uma garrafa ou na cama de alguém… Mas o desespero da constatação de que estamos sós conflui numa dor atroz que dificilmente diminui, apesar dos excessos ou de nos rodearmos de pessoas.
    No meu entender, Bukowsky é sem dúvida um autor que relata os episódios de vida de uma realidade que muitas vezes escapa à nossa percepção, sem rodeios, sem metáforas, que nos agride com essa mesma realidade porque nos obriga a vê-la, a conhecê-la, evidenciando a dura verdade da luta humana contra a solidão.

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